O começo do retorno

Por Ronnie Huete.

El nuevo hondureño que nació después del golpe de Estado en Honduras el pasado 28 de junio de 2009, ya resistía.
Esa resistencia que en el área rural se reduce a cien lempiras diarios que reciben los campesinos por las arduas jornadas de trabajo de 10 a 11 horas, labrando la tierra que alquilan, o como se le llama en el municipio de San Luis en Santa Bárbara, quintar la tierra.

El quintar la tierra consiste en que si el campesino desea hacer su manzana de milpa tiene que pagar 600 lempiras hasta cuando salga la cosecha, exponiéndose que la próxima vez no se la alquilen para no quitarle la capa fértil. Esto según lo que les dicen los terratenientes, quienes mezquinan sus extensas tierras que solo sirven como un bello paisaje que es visto por los campesinos con ansias de cosecharlo.

Para conseguir 600 lempiras, el campesino debe de trabajar una semana, pero tal vez no con el mismo patrón, lo que indica que le pagarían menos.

Sobreviviendo

Bajo esta realidad, la vida en esta zona de Honduras no es para vivir si no para sobrevivir cuando existe la suerte de comer frijoles y tortillas, sin embargo hay personas que pasan semanas enteras sin comer.

Este relato, de Ruberman Pineda Tejada de 21 años, es un motivador que lo hizo viajar casi 10 horas desde su lugar de origen en San Luis, Santa Bárbara hacia Tegucigalpa para recibir al que llama su presidente, José Manuel Zelaya.

Pineda es un joven que desea estudiar y trabajar como bien se lo ampara la carta magna de Honduras, sin embargo este derecho no se le es respetado, puesto que gran parte de su vida ha vivido desempleado.

Aunque es originario de Santa Bárbara, inmigro hacia Villanueva en el departamento de Cortez en donde busca un trabajo estable.

 

Explotación

Pineda Tejada emprende su lucha de resistir y enfrentar a los enemigos de clase que lo han explotado a su corta edad, ya que a los 16 años entro a trabajar como un operario en una empresa en donde trabajó con un horario irrespetuoso a sus derechos humanos.

Ruberman describe que su entrada de trabajo era de cinco y media de la tarde y su salida era a las seis de la mañana.

Convertido en un adolescente nocturno del trabajo, esclavizado por su horario, el desgaste comenzó a pesar sobre su cuerpo joven, pero los 6,400 mensuales que ganaba le daban fuerza para seguir, pero la explotación a la que era sometido lo obligo a renunciar para alcanzar su sueño de estudiar la secundaria.

Esta experiencia hizo nacer en Ruberman la semilla revolucionaria del porque los pobres no eran escuchados y del porque los pudientes se molestaban cuando habían beneficios para los pobres.

Otras vías de lucha

 

“Yo solo creo en dos formas de gobierno, el socialista y la lucha popular que conduce a la verdadera democracia participativa y si no es respetada, hay que buscar otras vías de lucha”.

El deseo de Pineda es transmitir este mensaje hacia el mundo y hacerle saber que en la tierra de Morazán, en ese corazón de América llamado Honduras, ha despertado un pueblo que no claudicara hasta lograr ser escuchado.

La conversación con Ruberman comenzó a las cuatro de la mañana en los alrededores del aeropuerto Toncontín cuando esperaba el amanecer que haría llegar a Ex presidente José Manuel Zelaya, debido a su definición política para luchar por esa nueva Honduras, que a partir de la llegada del coordinador del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) José Manuel Zelaya, el rumbo político del país se tornara diferente ante el miedo de la oligarquía golpista que financió el golpe al pueblo.

El mayor deseo de Ruberman es que en su tierra, el prójimo se ayude mutuamente y esto según su explicación solo puede ser logrado a través de un cambio de sistema, como lo es el socialista.

Monopolio debe caer

“Admiro a los países del sur como Ecuador, Brasil, Argentina, Venezuela y pienso que nuestras hermanas naciones lograron su revolución por la unión de sus pueblos y en Honduras está sucediendo lo mismo”.

A criterio de este joven emprendedor las familias que mantienen el monopolio deben de caer y los medios de comunicación del país deben estar al servicio de las grandes mayorías, es decir nosotros los pobres, pero ricos de espíritu.

Después del golpe de Estado los medios de comunicación de Honduras se volcaron al golpismo, afectando a la masa trabajadora, a esa clase vilipendiada.

Este joven de 21 años visualiza una nueva constitución que se torne en beneficio de los que nunca han vivido y solo han sobrevivido como sucede en San Luis, Santa Bárbara.

“Mi corta vida me ha enseñado a luchar y no es necesario pertenecer a un comité político o ser intelectual para saber lo que se vive en carne propia, la pobreza, cuyo concepto los teóricos la conocen desde un escritorio”.

Imagem: Voselsoberano

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