Microscopiando a espiritualidade subversiva de Orlando Martínez

Por Padre Luis Barrios. 

En este tiempo de Cuaresma, quiero rescatar el legado histórico de nuestro hermano y compañero Orlando Martínez, dentro del contexto de su espiritualidad subversiva. Muy particularmente, para quienes estamos aquí en  la ciudad de Nueva York.

Curiosamente, este joven periodista, politólogo y buen comunista, nació el 23 de septiembre de 1944, o sea, en el 76 aniversario del Grito de Lares (23 de septiembre de 1868)- una de las gestas patrióticas del movimiento independentista y descolonizador de Puerto Rico.  Nació Orlando en las Matas de Farfán, República Dominicana, y cursó estudios en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. En vida periodística demostró que es posible ejercer un periodismo sin máscara. Como comunicador social OrlandoMartínez estableció un paradigma moral de la espiritualidad subversiva demostrando que toda palabra hablada y escrita tiene que ser validada con nuestras acciones. ¿En que se basaba la espiritualidad de Orlando Martínez? En identificar, denunciar y combatir todo proceso de injusticia.

En este contexto me parece importante aclarar que a pesar de ser ateo, Marx nunca negó la dimensión espiritual del ser humano. Lo que el negó fue la existencia del espíritu independiente, o superior, a la existencia material del ser humano. Por ejemplo a lo genético y biológico materia de la cual somos creados/as y las condiciones económicas y sociales en donde vivimos y nos desarrollamos. De aquí la realidad holística del ser humano: físico, social, emocional, y espiritual. Esto nos trae a la convicción de que una persona atea tiene también espiritualidad. Yo lo identifico como el espiritualismo de la altura (apartarse del pueblo) y la espiritualidad de la llanura (caminar con el pueblo) del cual el hermano y compañero Jesus nos reflexionó (Lucas 9: 28-36).

Dentro de la espiritualidad la pregunta clave siempre debe de ser; ¿Qué clase de futuro queremos construir? Sobre todo en esta sociedad neoliberal en donde se privatizan las ganancias y se socializan las deudas para beneficiar a las clases dominantes. La espiritualidad tiene asimismo  como función el poder visibilizar estas realidades.

A mí me parece que en medio de la crisisque vive actualmente la República Dominicana en particular, y el resto del mundo en general, es necesario rescatar las palabras proféticas de Orlando Martínez quien en una entrevista se atrevió a decir; “…que ahora mismo hay que lanzar un combate por las ideas en las cuales uno cree, ya sea para que esas ideas germinen en el presente, ya sea para que aun cuando uno desaparezca, por muerte o por prisión o por deportación, esas ideas sirvan de simientes para la creación de un nuevo pensamiento en la República Dominicana”.

Con sus ideas Orlando enfureció y a la misma vez enloqueció a Joaquín Balaguer y el resto de la oligarquía, los militares y la jerarquía de la Iglesia. Esto porque se convirtió en la conciencia moral dominicana. Sus escritos bajo la insignia liberadora de Microscopio puso al pueblo a ver lo que supuestamente no se podía ver. Por esto también creo que es posible combatir la inmoralidad de George W. Bush. Por supuesto, estas ideas deben estar acompañadas de la verdad y la valentía. Orlando no era cobarde, aunque tal vez en muchas ocasiones tuvo miedo. Pero ese miedo no lo detuvo y consecuentemente demostró que tampoco era neutral. El sabía y entendía la necesidad de tomar posición frente a las injusticias aceptando las consecuencias de la disidencia aun en tiempos difíciles. O sea, que Orlando convirtió su vida en un profetismo justiciero.

Orlando tampoco comprometió su deber porque era insubordinable. Su periodismo no tenía  precio. También entendió la necesidad de la crítica y de la autocrítica. Esto por supuesto porque no era dogmático ni fanático. Por esto no escribía para hacer sentir bien a las personas sino más bien para problematizar nuestras realidadessociales y políticas, y ponernos a pensar, o sea, cuestionar.

Por eso en sus homilías periodísticas  le dijo a Joaquín Balaguer;  “que se la pasaba preparándole la cama a los propietarios dominicanos”.  También le repitió con mucha autoridad “que para gobernar para la gente pobre es necesario quebrar la dependencia, realizar una reforma agraria profunda y nacionalizar las riquezas nacionales”; y “que solo con la construcción de un nuevo orden, de una nueva sociedad, puede la mayoría del pueblo salir de la vida subterránea que lleva”; y que  “no se trata, y además sería imposible, de educar a una sociedad civilizada, sino de destruir las causaseconómicas que impiden el desarrollo integral del hombre [y de la mujer]”.

Porque no pudo resistir sus fiscalizaciones a  este ser humano tan maravilloso, Joaquín Balaguer lo asesinó. Lo asesinó con su odio, su repudio, incitando y protegiendo a quienes tiraron los gatillos. También lo asesinó manteniendo un silencio criminal y elaborando imágenes sarcásticas como lo fue su página en blanco. Por cuanto quienes pasaron, o están en la silla presidencial dominicana, no reconocieron y menospreciaron el asesinato de Orlando Martínez, el silencio les hace culpables. Por lo tanto tengo que denunciar que a este asesino y muñequito de papel, Antonio Guzmán lo escondió, Jacobo Majluta lo protegió, Jorge Blanco lo enalteció, Leonel Fernández lo exaltó e Hipólito Mejía lo glorificó. A todo este disparate hay que sumarle la manera tan nauseabunda que el imperialismo estadounidense ensalzó y la Iglesia canonizó a este terrorista.

Orlando -tal y como el hermano y compañero Jesús- validó su ministerio con el derramamiento de su sangre. Siempre estuvo disponible a matar la mentira con la verdad. Su fusil fue su pluma, su máquina de escribir y desde su trinchera luchó por la justicia. Por esto Orlando debe continuar siendo una cátedra moralista para toda aquella persona que se identifican como periodistas, como comunistas, como políticos, como dominicanos/as, entre otras.  Debe ser un modelo de cómo poner en práctica el ateismo subversivo, ese que en la teoría niega a Dios pero en la lucha por la justicia y en el dar la vida por la construcción de un mundo mejor confirma la existencia de Dios.

Los escritos de Orlando deberían ser un requisito de lectura para cada persona que trabaja en los medios de comunicación y dicen ser periodistas, o escritores/as. Estas personas que en este momento se han entregado a los caprichos del Presidente de los Estados Unidos para solo publicar lo que el les pida, tratando de ahogar de esta manera la voz de la disidencia.  Cuando observamos la chabacanería y mediocridad de periodismo que existe en los medios de comunicación -particularmente los medios latinos lo que dan es nausea y vergüenza- deberíamos de comprender que el modelo de resistencia de Orlando hace falta.

Por supuesto en materia teológica, Orlando también debería ser un modelo para cada líder religioso/a que en momentos como los que estamos viviendo no se atreven a tomar una posición profética por temor a perder sus comodidades, privilegios, salarios o la vida. De aquí el que crea que Orlando era mas cristiano/a que muchos de nosotros/as que nos pasamos metidos de cabeza en las Iglesias.

Relevancia de la espiritualidad subversiva de Orlando Martínez:

Plantearse en estos momentos la posibilidad de la extinción del Estado, de la desaparición de la autoridad política es un absurdo. Lo sabemos. Pero es necesario mantenerse en alerta permanente a cualquier posibilidad de surgimiento de un poder absoluto, sin importar las ideas políticas que lo amamanten. (Tomo I-Microscopio P. 238)

Se necesita una sociedad donde se garantice el libre desarrollo del individuo, una sociedad como diría un filosofo alemán, en que el desarrollo de cada uno/a, sea garantía del desarrollo de todos/as. (Tomo I-Microscopio P. 14)

Es legítimo rechazar parte del marxismo, pues la estupidez consiste en aceptarlo como un dogma o mirarlo como un virus maligno.  (Tomo I-Microscopio P. 113)

Desde muy joven tengo una concepción del mundo. Una formación que con lo años y la experiencia se ha ido puliendo, pero que se mantiene en sus características generales. Esas ideas, o más bien las que se refieren a mi visión del mundo político, las he venido exponiendo durante meses y meses.

-No tengo miedo a confrontarlas con nadie

-No tengo temor a llevarlas al encuentro con lo desconocido

-No creo que un saludo o una conversación puedan transformarlas fácilmente

-Han soportado climas muy diversos. Temperaturas muy diferentes.

-Y yo espero y estoy seguro de que seguirán haciéndolo. (Tomo I-Microscopio P. 177)

-No es nuestra misión defender a un político por defenderlo. De eso que se encarguen los payoleros del periodismo que nunca faltan, y que siempre están dispuestos/as a ir donde huelen que hay mucha plata acumulada.  (Tomo II-Microscopio P. 16)

Pero la realidad de hoy en este país es la que he dicho  varias veces: en lo inmediato, todas las salidas conducen a la puerta de la derecha. (Tomo II-Microscopio P. 19)

Hasta el momento, la historia de los últimos doce años ha sido la de una izquierda dividida, cada vez más fragmentada, con militantes que se odian mas entre sí que  a los enemigos de la clase social que dicen representar. (Tomo II-Microscopio P. 154)

Es muy posible que pase mucho tiempo de que esas coincidencias fructifiquen. Incluso, es muy posible que para llegar al punto deseado tengan que quedar atrás –como fruto de nuevas divisiones- pequeños grupos representantes del pasado. Pero si algún día el fruto de la unidad es postre de la cena de la izquierda dominicana, que nadie olvide que fue esa época donde comenzó a dar  sus primeros síntomas de madurez. (Tomo II-Microscopio P. 155)

Yo quiero imaginarme, ese dialogo que seria una importante contribución a la definición de la s fuerzas políticas nacionales y un contén al desbordamiento derechista que existe desde hace tiempo en el panorama dominicano. Y quiero ver incorporado a él a los cristianos progresistas con su enorme aporte humanista y su tradición de respeto al individuo, a la persona, al sr humano. (Tomo II-Microscopio P. 155)

Hay una batalla en la que Microscopio participó y la que se puede decir que ha sido prácticamente ganada: aquella en la que se combatía por una oposición eficaz, fundamentada no en un anti-reeleccionismo sin sentido, sino en un programa de transformaciones sociales. (Tomo III-Microscopio P. 133)

Mientras seguimos microscopiando un nuevo pensamiento dominicano, continuemos proclamando: Orlando Martínez vive y la lucha sigue.

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