Leonel: decadência de um ilusionista

Por Narciso Isa Conde.

Antes, cuando Leonel Fernández comenzó el oficio de ilusionista, poesía una cierta credibilidad política, lo que potenciaba su capacidad de “encantar”.

Joven, inteligente, buen profesor de leyes y comunicación, buen orador… sin compromiso con el pasado y discípulo de Bosch y de su tesis de liberación nacional. No había matado ni robado, ni se le conocía por mentiroso. Un aval excelente.

Pero esa credibilidad lentamente se fue apagando con la mezcla obligada del arte de ilusionar y la práctica de desgobernar, abrazarse a la oligarquía y al imperio, corromperse y corromper

Este 27 de febrero volvió hacerse acompañar en la Asamblea Nacional de la “familia real”, a donde solo debería tener cabida la representación institucional.

Exhibió por primera vez las “altas cortes” que integran la cúpula judicial de su dictadura constitucional, las cuales  nada tienen de “cortes” y menos aun de “altas”.

De entrada –y de contrabando- se hizo postular oficiosamente para el 2016 por el presidente de la Asamblea Nacional, desplegando indirectamente otro de sus conspicuos gestos de “humildad”.

Se montó virtualmente en el helicóptero a ver desde el cielo de la república lo que nunca ha querido ver desde la tierra. Y sus ojos –claro está- solo captaron rascacielos, elevados, puentes, pasos a nivel, avenidas, parques, resorts, monumentos…

Su retina no está hecha para fijar imágenes de  los dramáticos barrios marginados, niños/as de la calle, pordioseros, basura, chatarras transporte caótico, letrinas, familias campesinas empobrecidas, contaminaciones,  de los estragos de la Falconbridge y los efectos del cianuro de la Barrick. Pero si para captar  su altiva y linda Newyorcita segregada de todo lo demás!

Mostró su apasionado amor por las “cosas” (edificaciones, artefactos equipos, instalaciones…) y su consuetudinario desprecio por los seres humanos, sobretodo si son empobrecidos, que su Policía acostumbra a matar como moscas.

Reforestó el país digitalmente y falsificó cuchumil cifras.

Exaltó las obras de relumbrón sin referirse al latrocinio que la acompaña y enriquece sus alcancías.

Midió –único presidente en la historia capaz de tal hazaña- el  bienestar colectivo por los montos de las ventas de los grandes centros o plazas comerciales y los grandes “moll”, sin reparar en la inflación importada y local, sin calcular que lo se vende es cada día de menor calidad y menor duración, sin tener en cuenta el consumismo con narco-dinero a lavar y otros ingresos de la corrupción, sin calcular la cantidad de segmentos y agentes multi-consumidores (poseedores de varias residencias de lujo, colecciones de relojes y autos y muchos electro-domésticos, derrochadores de alimentos, bebidas y toda clase de artículo de consumo),  y sin medir los valores de las ventas en Haití de productos procedentes de aquí antes y durante su reciente tragedia.

Llevó a la Asamblea Nacional el “milagro” de devolverle la visita a una familia ciega, ignorando que la Misión Milagro auspiciada por Cuba y Venezuela le ha devuelto sin tales alardes la vista a centenares de miles de latinoamericanos/as y caribeños/as. ¡Espectáculo ridículo y mezquino!

Comparó sus últimos ocho años de gobierno con los cuatro años de Hipólito, cuando el mandato constitucional era presentar la memoria del 2011. Obvió que lo ocurrido en el sistema financiero en el 2002 es también de su responsabilidad y beneficio, puesto que su primer gobierno (1996-2000) toleró todas las trampas bancarias que luego hicieron explosión; amen de recibir personalmente un buen paquetito de prebendas.

Y lo comparó hasta el cansancio y la saña, propia de quien es capaz de ver siempre la maldad de otros y jamás la propia.

Omisiones pérfidas y autobombo alucinante

Las comparaciones resultaron muchas veces burdas, acomodaticias y adulteradas, aunque no tan pérfidas como las omisiones conciente del desastre general y específico que en materia de educación, corrupción narco-corrupción, saqueo transnacional, privatizaciones del patrimonio público y natural del país, criminalidad policial y militar, inseguridad ciudadana, delincuencia de estado, apagones caros, perversión institucional, clientelismo y dictadura constitucional, ha propiciado su gestión de gobierno.

Leonel, haciendo la veces de primer maestro, ideólogo de una “revolución democrática”, educativa y  en el campo de la salud; adalid de la modernidad y la conceptualización post-moderna, se  puso cien en un examen que el mismo corrigió. E incluso hubo de colocar a sus pies a Reyes, Reinas y mandatarios europeos y otras latitudes (por cierto no tan dechados de virtudes) para presentarse como “el mejor de la bolita del mundo” y propalar la falsa idea de un país excepcional bajo su mandato (el de Margarita, Leonel y todas las maravillas).

Ciertamente se quedó en el helicóptero, alucinando por los cielos, alejado del mundo terrenal al cual nunca quiere descender para sentirse virtualmente grande desde una pequeñez humana repleta de ambición.

De milagro, pese al “milagro” de poner a ver a tres ciegos y de salvarle la pierna a un joven, pese a la “magia” de la “tarjeta de solidaridad” que también Salinas de Gortari esgrimió como panacea en  MEXICO antes de reventar, no se puso el  birrete del jefe o no se proclamó “benefactor de la patria” y “mejor gobernante de la historia republicana”, aunque en verdad mas que insinuarlo lo dejó caer con cierto descaro.

Con Leonel las historias de Trujillo y Balaguer se repiten, esta vez  como la tragicomedia capaz de generar el tsunami socio-político que no muy tarde habrá de enviarlo a Duquesa con todos sus cortesanos/as.

Imagem de Leonel Fernández tomada em: quisqueyausa.homestead.com

DEIXE UMA RESPOSTA

Please enter your comment!
Please enter your name here

Esse site utiliza o Akismet para reduzir spam. Aprenda como seus dados de comentários são processados.