Estados Unidos castiga Unesco por admitir Palestina

Por Jim Lobe

El gobierno de Estados Unidos anunció el cese inmediato de sus obligaciones financieras con la Unesco apenas horas después de que esa agencia de la ONU aprobara por abrumadora mayoría el ingreso pleno de Palestina.

IPS, Washington

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La administración de Barack Obama cortó este lunes 31 los fondos en cumplimiento de una legislación de la década de 1990 que prohíbe los aportes a la ONU en caso de que cualquiera de sus agencias conceda la membresía de estado a Palestina, dijo la portavoz del Departamento de Estado (cancillería), Victoria Nuland.

Washington iba a pagar la próxima semana 60 millones de dólares de su cuota a la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), agregó.

“La votación de hoy es lamentable y prematura y socava nuestro objetivo común de una paz duradera, justa y amplia en Medio Oriente”, dijo Nuland. Washington apoya todavía la creación de un estado palestino, pero solo si se consigue “mediante negociaciones directas” con Israel.

Esas negociaciones están congeladas desde hace más de un año debido a la negativa israelí de detener la instalación de colonias en los territorios ocupados, tal como demandó el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas.

Nuland se refirió al apoyo de su gobierno a la agencia con sede en París, que “sirve a una amplia gama de nuestros intereses nacionales en educación, ciencia, cultura y comunicaciones”, y aseveró que Estados Unidos “mantendrá su membresía y compromiso con la Unesco”.

Pero Washington podría perder su derecho a voto en la agencia de la ONU si no paga sus cuotas durante dos años, reconoció la funcionaria. También preocupa que la votación de este lunes dispare una cascada de pronunciamientos similares en otras entidades del foro mundial, que obligarían a Estados Unidos a congelar igualmente sus pagos, advirtió.

Pese a las intensas presiones de los diplomáticos de Washington, delegaciones de 107 países votaron en París a favor del ingreso de Palestina como miembro pleno de la Unesco, mientras 14 lo hicieron en contra, 52 se abstuvieron y 21 estuvieron ausentes de la sesión.

Para ser válido el ingreso, se requieren los votos afirmativos de dos tercios de la Conferencia General de la Unesco.

Al voto negativo de Israel y Estados Unidos se sumaron Alemania, Australia, Canadá, Holanda, Lituania, Panamá, la República Checa, Suecia y un puñado de naciones isleñas del Pacífico sur.

La Unión Europea (UE), que no logró unificar a sus 27 miembros en una política común sobre Medio Oriente, se expresó muy dividida. Dinamarca, Gran Bretaña y media docena de países de Europa central se abstuvieron, mientras Austria, Bélgica, Chipre, España, Eslovenia, Finlandia, Francia, Grecia e Irlanda votaron a favor de la resolución.

China y Rusia -dos de los cinco miembros con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU- también decidieron a favor de Palestina, así como el resto del bloque BRICS, Brasil, India y Sudáfrica, todos los países de la Liga Árabe y otras potencias emergentes, como Indonesia, Nigeria y Turquía.

En septiembre, Abbas presentó al Consejo de Seguridad la solicitud de ingreso de Palestina como estado soberano al sistema de la ONU, en su papel de presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que representa diplomáticamente a ese pueblo cuyos territorios están ocupados hace décadas por Israel.

Estados Unidos amenazó con ejercer su poder de veto si esa solicitud -de momento bajo estudio técnico de expertos de la ONU- se presenta para ser votada en el Consejo.

La cuota estadounidense es de unos 80 millones de dólares por año, equivalentes a 22 por ciento del presupuesto de la Unesco, así que su falta podría dañar de gravedad las actividades de la agencia.

Pero la membresía de la Unesco suele traducirse en ingresos automáticos en otras agencias del sistema, como la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, en virtud de acuerdos de reciprocidad que existen entre ellas.

De hecho, altos funcionarios del Departamento de Estado y de la oficina estadounidense de patentes y marcas se reunieron este lunes con representantes de grandes compañías y asociaciones empresariales de este país para revisar las consecuencias de la decisión en sus relaciones con la OMPI, cuyo trabajo aporta gran parte del fundamento legal para proteger los derechos de propiedad intelectual en todo el mundo.

“Solo el año pasado, decenas de grandes empresas estadounidenses presentaron casos ante la OMPI: la Asociación Estadounidense del Automóvil, Apple, The North Face, Costco y Facebook, por nombrar algunas”, dijo el exsenador Timothy Wirth, presidente de la Fundación de las Naciones Unidas.

“Si Palestina ingresa a la OMPI, Estados Unidos tendrá que retirarse, limitando su capacidad de aplicar políticas a favor de sus intereses económicos y de la creación de empleos domésticos”, agregó.

Ante los márgenes de la votación exhibidos en la Unesco, parece probable que los palestinos sean admitidos en otros ámbitos, por ejemplo en la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que, entre otras funciones, inspecciona instalaciones nucleares en Irán, Corea del Norte y otros países signatarios del Tratado de No Proliferación Nuclear y que es de gran importancia para la seguridad estadounidense, según Wirth y otros analistas.
“Si Estados Unidos deja de pagar sus cuotas a la AIEA, perderíamos nuestro voto en el consejo ejecutivo”, sostuvo Wirth en una columna publicada en el sitio web Huffington Post. “Sería como perder nuestro lugar en la mesa durante la próxima crisis nuclear”.

Las normas que vedan la financiación a agencias de la ONU que reconozcan a Palestina como estado datan de inicios de la década de 1990, cuando todavía resultaba inaceptable para los políticos estadounidenses apoyar la llamada “solución de dos estados” para el conflicto palestino-israelí.

Esa opción solo fue explícitamente apoyada por un presidente en funciones en 2002, cuando gobernaba George W. Bush (2001-2009).

Al contrario de la mayor parte de la legislación de este tipo, las dos leyes vigentes en la materia no ceden al presidente la facultad de ignorar sus provisiones por “interés nacional” o por “razones de seguridad nacional”.

Nuland sostuvo que el gobierno consultaría al parlamento acerca de mecanismos para seguir apoyando a la Unesco y a otras agencias que podrían admitir también a Palestina. Su reunión de este lunes con poderosas organizaciones empresariales indica que intentaría sumar al esfuerzo al lobby del sector privado. Una forma de lograrlo es reformar las leyes para incluir la dispensa presidencial.

Pero en el clima preelectoral que se vive en Washington, las posibilidades de que la Cámara de Representantes, dominada por el opositor Partido Republicano, acceda a esa reforma son “bajas o inexistentes”, según Lara Friedman, directora de política y relaciones de gobierno de Americans for Peace Now, un grupo sionista y pacifista.

“La visión mayoritaria del Congreso es que la solicitud palestina de legitimarse en la ONU equivale a una nueva forma de terrorismo contra Israel, así que si la (ley actual) no existiera, esta legislatura la inventaría”, dijo Friedman.

De hecho, la presidenta del Comité de Asuntos Exteriores de la cámara baja, la derechista de origen cubano Ileana Ros-Lehtinen, presentó su propio proyecto que no solo prohíbe financiar a cualquier agencia de la ONU que reconozca a Palestina, sino que elimina también el aporte a la ANP y a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina, si Abbas insiste en su solicitud.

Según Americans for Peace Now, la votación de la Unesco “debe ser una llamado de alerta a Israel, al gobierno de Obama y al Congreso estadounidense”.

“El statu quo -Israel continúa sus políticas odiosas a la solución de dos estados y la administración de Obama no puede o no quiere ejercer un liderazgo convincente que haga creíble su política de paz- solo conducirá a más aislamiento y marginación de Israel y Estados Unidos en la comunidad internacional”, concluyó el grupo.

 

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