Brinquemos de guerra

Por Celso Brizuela.

(De “Hino Blasfemo”)

¡Seguidme, mis valientes, cual dóciles soldados!

Juguemos a la guerra, brinquemos a la gloria.

Conquistemos un imperio imaginario.

En patios, parques y vallados.

Nuestras armas de plástico y madera.

Trazarán garabatos de la Historia.

Nuestro pendón de trapo, enarbolado.

Encabezará las hordas de este barrio.

De chiquillos bullangueros y lozanos.

Olvidemos, hoy por hoy, de números y letras.

¡Que la escuela no nos turbe esta patriada!

Juguemos, mientras dure todavía.

La efímera niñez, ¡oh! camaradas.

Juguemos, sin pensar en el futuro.

De guerras de verdad, sin mascaradas.

Donde quizá moriremos.

Sin derramar una lágrima.

O vertamos sangre hermana.

Con ira sacrosanta.

Bajo el mando de estultos oficiales.

Sacerdotes de Moloch o el fiero Marte.

Ignorando los motivos, por los cuales.

Nos haremos asesinos, autómatas letales

¡En nombre de dios, o de la patria!

Juguemos, sin pensar en el mañana

Corramos, por los parques y las plazas.

Emitiendo sonido de metralla, nuestras voces.

Imitando a la canalla, marcial y embanderada.

A las hordas homicidas que seremos.

Algún día, tras oír las clarinadas.

Que convoquen a hecatombe.

Por ineptos gobiernos programada.

Vistiendo el uniforme que transforma.

A un hombre bueno, en bestia sanguinaria.

Juguemos a la guerra, mientras dure…

La candorosa, pueril e inmaculada…

Infancia fugaz ¡oh! camaradas.

Ya tendremos ocasión, más adelante.

De jugar con armas bien cargadas.

De matar y morir sin preguntarnos.

Con la ciega obediencia del suicida.

¡A las órdenes superiores de la infamia!

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