Brasil, retrocesso ou avanço?

Por Raul Crespo.

Brasil crece y retrocede, esta tendencia se refleja en el comercio exterior, la economía en este año creció más del 7%, las exportaciones de enero a noviembre aumentaron al 30.7% respecto al periodo del 2009, pero las importaciones crecen más rápido al 43.9%, “es una tendencia sostenida desde el 2007” dice Rigoberto Souza, jefe del Instituto de Estudios para el desarrollo Industrial.

Este es el sector más afectado por la crisis financiera global que terminó por estallar en el 2008, la producción retrocedió  7% en este año, algo se recupero pero en el segundo trimestre se produjo un estancamiento y una caída hasta hoy, la producción industrial se encuentra estancada dentro de una economía de fuerte crecimiento. En el 2009 el sector industrial aporto el 25.4 del PIB y la industria de transformación represento tan solo el 15.3% de ese total mientras los servicios subieron 68.5% del producto.

En esta situación China, tiene mucho que ver, los chinos son los principales socios comerciales de Brasil desplazando a los Estados Unidos, la nación asiática importa exclusivamente productos primarios y exporta manufacturas, en cambio, EEUU compra más productos industriales, incluso, Brasil y EEUU, compiten en el sector agrícola.

En el intercambio con China, el superávit brasileño llega a los 5107 millones de dólares en estos 10 meses del 2010 y con EEUU, desde el 2009 la balanza se invirtió de 9867 millones de dólares en el 2006 a 6813 millones de enero a octubre del 2010.

El gobierno de Lula, se endeudo para incrementar el gasto luego de la crisis financiera global, el estimulo ayudo a Brasilia a sortear la recesión, pero, dos años después se vigorizo la tasa de crecimiento natural entre el 4.5% al 7% lo que desato una fuerte inflación, “el asunto de la inflación requiere una respuesta” manifestó Marcelo Carvalho, de BNP Paribas en Sao Paulo.

“Los alimentos, los alquileres, los servicios básicos suben rápido, la inflación según cálculos de economistas se encamina al 6% por primera vez en años y supera la marca del  4.5% anual que era un pilar de la economía, todavía, la inflación sigue siendo baja si se la compara con la hiperinflación de los años 90 que transformo a Brasil en un sinónimo de mala gestión, de todas maneras los precios suben muy rápido y es un dolor de cabeza para Rousseff” dice en su artículo John Lyons.

El banco central recurre a herramientas para controlar la inflación como aumentar el requisito de reservas de los bancos, lo más probable es que el Banco Central suba las tasas en dos puntos a inicio del año 2011 dice el banco Itau, por su parte Guido Mantenga, ministro de hacienda ratificado por Dilma Rousseff, dice que el gobierno introducirá recortes en los gastos para combatir la inflación como la disminución de los préstamos subsidiados por el Estado, recortes en los gastos en los ministerios y demoras en los gigantescos proyectos de infraestructura del gobierno.

De ejecutarse estos recortes, contradice las promesas de campaña de la presidenta de incrementar las obras públicas, carreteras, hidroeléctricas, represas y la expansión del estado de bienestar y bajar las tasas de interés para controlar la inflación, pero, el Banco Central quiere subir las tasas, para los economistas, subir las tasas genera otros problemas como atraer inversiones especulativas del extranjero que fortalece la moneda local restándole competitividad a los productores locales, por otro lado, si la presidenta reduce los gastos, políticamente se vería afectada la unidad de una coalición que la llevo a la presidencia, unidad aglutinada por Lula.

Los proyectos de infraestructura como los nuevos estadios para el  mundial 2014 son una prioridad igual que la infraestructura a remodelar o construir para la olimpiadas 2016. Después de las elecciones del 31 de octubre Rousseff,  manifestó que el salario básico podría aumentar más allá de lo que exige la ley en el 2011. Por su parte, legisladores de la oposición critican a la presidenta por querer comprar un avión presidencial para sustituir al que Lula compro en el 2005.

Lo cierto es, que la desindustrialización está afectando al desarrollo de Brasil, y los capitales especulativos seguirán ingresando mientras las tasas inviten a un mayor retorno económico. En estos años, se prometió reducir la pobreza calculada en unos 30 millones de seres humanos, en Brasil, la industria privada sigue siendo un importante bastión de la economía.

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