Brasil: A China da América Latina

Por Juan Luis Berterretche.


El gobierno Lula está decidido a aprovechar la profunda crisis estructural que atraviesa EEUU y sus aliados europeos. Adoptó una agresiva política internacional, penetrando con sus grandes empresas en primer lugar en todo el continente sudamericano y parte de Centroamérica y el Caribe, expandiéndose también hacia los países africanos de habla portuguesa y desde este año a toda África. Su intervención contra las sanciones a Irán junto a Turquía le abrió varios mercados en Asia y su apoyo decidido a las reivindicaciones palestinas lo prestigió en todo el mundo árabe. Brasil ha adecuado y adoptado la orientación expansiva económica de China a las condiciones del país. Un ejemplo destacado es su apoyo y presión desde el Estado sobre las grandes empresas del país para que se transformen en transnacionales globalizadas.

Juan Luis Berterretche

19 de Agosto de 2010, Isla de Santa Catarina, Brasil

Aperturas democráticas emponzoñadas de neoliberalismo

En Brasil la lucha sindical y democrática de la Central Única de Trabajadores (CUT) y el Partido de los Trabajadores lideró el combate contra la dictadura. Conscientes del desgaste y desprestigio del gobierno militar, la burguesía con los partidos que acompañaron el golpe e integraron un Congreso fantoche, logró tomar la conducción de la apertura democrática y le impuso tanto la garantía de impunidad exigida por los uniformados -que se mantiene hasta el presente- como las limitaciones para que la institucionalidad burguesa no fuera desbordada. Así mismo, la lucha democrática logró imponer una Asamblea Constituyente (1988) que si bien no aprobó un programa transicional anticapitalista, abrió un proceso de fuerte radicalidad democrática y sancionó una Carta que se mantiene como la más avanzada en derechos y libertades democráticas del continente. Esa experiencia marcó a fuego a las burguesías latinoamericanas y al imperialismo. Desde ese momento la Asamblea Constituyente se transformó en el amenazante leviatán incontrolable que a toda costa se debería evitar.

Todas las aperturas democráticas conquistadas en la década del ’80 en luchas frontales contra la represión fueron manipuladas por los partidos políticos lacayos del Imperio para cumplir con un padrón que impidiera el desborde de las instituciones restauradas del sistema. Desde esos momentos ya se pudo apreciar que la izquierda tradicional latinoamericana –aquella que había liderado las luchas populares en los ’60 y ’70- empezaba a dar muestras de colaboracionismo con su apoyo a la restitución democrática sin cuestionamientos de la institucionalidad burguesa. La crisis de la URSS y sus satélites y luego su implosión provocaron una desestabilización ideológica en los grandes partidos y movimientos de izquierda que culminó, en la mayoría de los países, con un abandono total de la perspectiva de un cambio radical de la sociedad. Un doble proceso de burocratización y asimilación en la institucionalidad burguesa “depuraron” tanto al PT como a la CUT de activistas radicales. El desgaste de los partidos lacayos del Imperio en la aplicación de los Planes de Ajuste Estructural (PAEs) abrió un espacio para la “izquierda domesticada” que comenzó por elegir vereadores y prefectos, luego diputados y senadores y por fin presidentes.

Ofensiva neoliberal

Los acontecimientos políticos en Brasil, por su carácter de país continental con peso económico substancial, tuvieron una enorme importancia para todo el continente, tanto en lo que tiene que ver con el enfrentamiento al neoliberalismo, así como luego, al restablecimiento de la gobernabilidad burguesa en varios países de Sudamérica. El primer intento frontal de imponer un ajuste estructural de choque en Brasil fue conducido por Collor de Mello (1990-1992) un millonario del estado de Alagoas que desató una fuerte resistencia no sólo en los trabajadores, sino también en la clase media –por la expropiación de sus Cadernetas de Poupança (ahorros) /1- y en sectores de una burguesía productora para el mercado interno que se opuso a ser desplazada por una apertura total hacia el mercado exterior. Su derrocamiento fue por medios leguleyos y no bajo la presión inminente de grandes movilizaciones populares. El siguiente empuje neoliberal en Brasil lo condujo un social demócrata, Fernando Henrique Cardoso (FHC) (1995-2002), en el marco de un incontrolado proceso inflacionario y de fuga de capitales promovido por el capital financiero imperialista.

El PAE en Brasil se centró principalmente en las privatizaciones, ya que la central de trabajadores (CUT) mediatizó un gran avance en el ataque a los salarios y beneficios de los trabajadores. La privatización de los Fondos de Pensión –una meta central del capital financiero- debió ser negociada con la dirección de la CUT, sobre todo Previ (fondo de pensión del Banco do Brasil con US$ 75.000 millones en activos) y Petros (fondo de pensión de Petrobras). Los dos fondos de pensión más importantes del país se entregaron a la administración de la burocracia sindical. Las tres mayores victorias del imperialismo en las privatizaciones en Brasil fueron la de la gran empresa Vale do Rio Doce /2 vendida por una bicoca y entregada a la conducción del capital extranjero, en los seguros –en tu totalidad- y en la telefonía fija y móvil que tendría un explosivo desarrollo en los años siguientes. El Banco do Brasil, y Petrobras, fueron abiertos a la adquisición de acciones en el mercado internacional, pero mantuvieron dirección estatal.

En medio de ese “dosificado” plan neoliberal que permitió un enorme pillaje de la acumulación de capital en Brasil y una importante invasión de transnacionales imperialistas, asumió protagonismo la CUT defendiendo los derechos de los trabajadores. También surgió un nuevo movimiento social que centró su actividad en la demanda de una Reforma Agraria: el Movimiento de los sin Tierra (MST) ocupando haciendas y tierras fiscales invadidas por la oligarquía terrateniente o empresas de agro-industria y enfrentando violentamente a sus guardias privadas. Al correr de los años el MST se ha convertido en el principal movimiento social-político brasileño con un programa anti-capitalista que va más allá de la reforma agraria. El MST a pesar de haber surgido relacionado al Partido de los Trabajadores, ha continuado actuando con cierta independencia del PT, del Estado y del gobierno Lula.

La reestabilización de la gobernabilidad burguesa

Por la importancia geopolítica y económica de Brasil, el gobierno Lula (2002-2010) cumplió y sigue cumpliendo el rol central en el restablecimiento de la gobernabilidad burguesa. Fue también el principal responsable en detener el amplio y duro choque frontal al neoliberalismo que tensó las fuerzas populares sudamericanas en los años anteriores. Todo el prestigio y autoridad acumulados por Lula y el PT en las luchas contra la dictadura y en las movilizaciones por demandas salariales, fue dirigido hacia una reestabilización del capitalismo en crisis no sólo en Brasil sino en todo el continente. Su colaboración con el golpe imperialista en Haití conduciendo las fuerzas militares latinoamericanas que ocuparon el país para “estabilizarlo”, es sintomática. La enorme desigualdad social en Brasil fue encarada con la aplicación de las políticas compensatorias hacia los sectores más pobres dictadas por el Banco Mundial para sortear el descontento y las protestas, mientras se continúa con las medidas neoliberales. El programa “Bolsa Familia” acciona como un verdadero sostén de un “clientelismo electoral” del PT, al mismo tiempo que Brasil continúa siendo uno de los tres países con mayor desigualdad (junto a Haití y Bolivia) en el continente más desigual del planeta /3. Mientras, las transnacionales estadounidenses y europeas continúan el saqueo por medio de remesas de lucro y dividendos a sus matrices y del pillaje cambiario y de las diferencias de tasas de interés que ejecutan los capitales especuladores. /4

Brasil un “emergente” con vocación de China latinoamericana

En Brasil, Lula en su segundo gobierno logró disminuir la toma de tierras por el MST y detener la demarcación de territorios indígenas que había tenido un importante avance, auspiciada por la pastoral de la tierra de la iglesia católica. La lucha por la Reforma Agraria y por la devolución de tierras indígenas enfrenta a un sector mucho más sólido y mejor estructurado en la economía y la institucionalidad que la antigua oligarquía terrateniente: el agro-business productor y exportador de commodities que totalizó en el 2009 el 56% del total de exportaciones del país. Este sector es un aliado principal y sostén del gobierno Lula y se extiende por todas las zonas de Brasil. Es un sector que amenaza los territorios indígenas no sólo con su invasión y desplazamiento de poblaciones guaraníes como en el estado de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, sino también con las obras de infraestructura que exige para la producción y traslado de sus productos. Nuevas represas hidroeléctricas como la de Belo Monte en el río Xingú, territorio de la etnia de igual nombre, la transposición del Río San Francisco, la construcción de carreteras y el asfaltado de la Transamazónica, la ampliación y creación de puertos, la instalación de astilleros (Rio Grande do Sul y Pernambuco) etc., amenazan el medio ambiente y a los pueblos originarios.

El gobierno Lula avanzó también en el control de las centrales de trabajadores. Otorgó importantes beneficios a las burocracias sindicales con el descuento sindical compulsivo. Y con su alianza con el Partido Democrático Trabalhista (PDT) sumó a su base electoral a Força Sindical, la otra central sindical que comparte con la CUT la dirección de los trabajadores. Los intentos de crear una central sindical independiente del gobierno y del Estado fracasaron a principios de junio del 2010. /5

El gobierno del PT y sus aliados burgueses se enfrenta ahora a la elección de una sustituta presidencial (Dilma Rousseff) que no tiene ni el carisma ni la autoridad de Lula. Todo indica que será elegida, porque lo más importante y dinámico de la burguesía brasileña apoya al gobierno y su candidata y cuenta con el sostén y traspaso de votos de Lula. Sus opositores ni tienen una estrategia alternativa ni cuentan con la confianza de la población. Pero es posible que el control sobre los movimientos sociales no tendrá la misma autoridad y efectividad que bajo la conducción de Lula.

Por su dimensión continental y su carácter de país “emergente” reconocido en el mundo globalizado –es miembro destacado del G20- Brasil es un caso especial en Latinoamérica. El gobierno Lula es consciente de la profunda crisis estructural que atraviesa EEUU y está decidido a aprovechar esa situación. Mientras permite que se instalen transnacionales imperialistas en el país y que extraigan plusvalía a los trabajadores brasileños, ha obtenido importantes transferencias de tecnología. A la vez adoptó una agresiva política internacional, penetrando con sus grandes empresas en primer lugar en todo el continente sudamericano y parte de Centroamérica y el Caribe, expandiéndose también hacia los países africanos de habla portuguesa y desde este año a toda África. Su intervención contra las sanciones a Irán junto a Turquía le abrió varios mercados en Asia y su apoyo decidido a las reivindicaciones palestinas lo prestigió en todo el mundo árabe. Brasil ha adecuado y adoptado la orientación expansiva económica de China a las condiciones del país. Un ejemplo destacado es su apoyo y presión desde el Estado sobre las grandes empresas del país para que se transformen en transnacionales globalizadas. El gobierno presiona a favor de un proceso acelerado de fusiones empresariales y de adaptación productiva para globalizarlas. En ese sentido cuenta con el BNDES /6 que aporta los préstamos a largo plazo para hacer posible una expansión global de las empresas como la estatal Petrobras u otras transnacionales privadas de capital mayoritario brasileño.

El gobierno también impulsa la mundialización de los bancos brasileños, tanto privados como estatales. Banco do Brasil, compró este año un banco mediano estadounidense y el banco Patagonia en Argentina y formó un holding con Bradesco y el Banco Espíritu Santo de Portugal para intervenir en África. En líneas aéreas, una pequeña empresa de vuelos de cabotaje brasileña compró Avianca que estaba en concordato y Tam adquirió en agosto 2010 Lan Chile. A principios de Agosto de 2010 la eléctrica estatal Eletrobras informó que estudiaba unas 12 firmas en el sector energético estadounidense con el fin de comprar una participación minoritaria. Al mismo tiempo Vale estudia la creación de una compañía de fertilizantes para combinar los activos que adquirió a Bunge Ltd. y Fosfertil. La nueva compañía cotizará en la Bolsa de Mercaderías y Futuros de São Paulo. Vale cuenta con la capacidad de producir entre 6 millones y 7 millones de toneladas métricas de fosfato al año en Brasil y está expandiendo su capacidad. Es un paso clave para la expansión de las agro-industrias en el país.

Los Programas de Aceleración del Crecimiento (PAC I y II) de sus dos gobiernos apuntan a realizar las obras de infraestructura que permitan ese crecimiento para transformar Brasil en la China latinoamericana. El PAC I contó con US$ 370.000 millones para la realización de 2471 proyectos de infraestructura. El PAC II anunciado oportunamente antes de iniciarse la campaña electoral de este año, destina US$ 878.000 millones con igual objetivo. Es una enorme inyección de capital que favorecerá en primer lugar a las constructoras transnacionales de capital brasileño pero que se expandirá hacia toda la economía interna. El gobierno del PT pretende que Brasil se transforme en la quinta economía mundial en el próximo quinquenio.

Las grandes empresas estadounidenses que se trasladaron en las dos últimas décadas a China para aprovechar los bajos salarios y los beneficios otorgados por el gobierno neocapitalista del Partido Comunistas Chino (PCCh) a la instalación de industrias de alta tecnología, miran ahora con simpatía y codicia el mercado brasileño. Ahora que China comienza a irritar a los empresarios extranjeros, facilita la mejora de los salarios y beneficios de los trabajadores autóctonos, reduce los préstamos bancarios, protege la industria de capital chino frente a la extranjera y pone otra serie de impedimentos a las transnacionales, Brasil les recuerda los momentos iniciales del boom chino. “Una serie de comentarios recientes de algunos de los ejecutivos más importantes del mundo en los que cuestionaron el trato de China a las compañías internacionales refleja una inquietud que está alterando las relaciones entre las empresas extranjeras y Beijing”./7

En Brasil la libre movilidad de capitales, los planes de crecimiento económico y desarrollo infraestructural con ayuda estatal y el impulso mundializante a las empresas y bancos, es un excelente ambiente de desenvolvimiento del capital imperialista. Caterpillar Inc. anunció el mes pasado que construirá una fábrica de retrocargadoras y cargadoras pequeñas en Brasil. Las ventas de maquinaria de Caterpillar en el segundo semestre en América Latina más que se duplicaron frente al mismo período del año pasado, un crecimiento mayor que el de cualquier otro mercado. El fabricante de camiones comerciales Paccar Inc. indicó el 4 de agosto de este año que desea construir una planta de ensamblaje en Brasil para lanzar su marca DAF en América del Sur. Paccar, que produce los camiones Kenworth y Pertebilt en EEUU, considera a Sudamérica un mejor mercado que China, donde el gobierno suele conducir a los fabricantes de camiones occidentales a formar empresas conjuntas con socios chinos. “Aún no hay ningún fabricante de camiones occidental que haya ganado dinero en una alianza en China”, dijo el presidente de Paccar, Mark Pigott. “Cualquiera de nuestros competidores que están en Sudamérica parecen ganar una desmesurada porción de sus ingresos netos de esos mercados. Estamos ansiosos por crecer en América del Sur” /8.

En sus viajes por América, África y Asia, Lula es acompañado por representantes de las grandes constructoras brasileñas, de Petrobras, Vale, Embraer (cuarto mayor fabricante mundial de aviones), agro-industrias, empresas de alimentación, etc. ofreciendo préstamos a través de los bancos estatales y privados para obras de infraestructura, extracción de petróleo, producción de biocombustibles, implantación de la cadena de producción del algodón, venta de commodities, vehículos, aviones, etc.

Al mismo tiempo, el gobierno Lula ha impulsado un organismo continental exclusivo de Sudamérica (Unión de Naciones Suramericanas – UNASUR) para soslayar la OEA y excluir a EEUU de las deliberaciones. Así como privilegia un discurso pacifista opuesto a las guerras del Imperio que crean repudio en todo el planeta. El colapso económico-financiero de EEUU ha acrecentado la audacia “independentista” del gobierno brasileño. Pero siempre evitando enfrentamientos con el capital. Por el contrario ampliando su alianza con la burguesía y promoviendo la mundialización del capitalismo brasileño.

Esta mundialización arrastra una contradicción fundamental: Brasil es hoy en volumen de su economía la octava economía del planeta y pretende ser la quinta economía mundial durante el próximo quinquenio. Al mismo tiempo ocupa el lugar 75 en el Índice de Desarrollo Humano del mundo. Más abajo que Albania, Panamá o Costa Rica y dos lugares por encima de Colombia y tres antes que Perú. En el índice de pobreza humana está un poco mejor, en el lugar 43, mientras su socios del Mercosur,  Argentina ocupa el puesto 13 y Uruguay el 6. En el Índice de Gini que mide la desigualdad del país está por encima del 55%. Varios puntos peor que Panamá, Perú y México que no son modelos de igualdad social.

Su estrategia de globalización de la economía exige frenar la Reforma Agraria para que se expanda la agro-industria y sus exportaciones y priorizar la inversión en la fusión y la expansión mundial de las empresas y la banca en desmedro de la educación, la salud y otros avances sociales. No se pueden conciliar ambas perspectivas: el capital es acumulativo, no distributivo.

Notas

1/ Un tipo similar de pillaje a los ahorros de la clase media denominado popularmente “el corralito” también fue decisivo para el derrocamiento del presidente de la Rua en Argentina en 2001.
2/ La compañía Vale Do Rio Doce (CVRD) es la segunda mayor compañía minera y productora diversificada de metales del mundo, además de ser la mayor compañía abierta de América Latina con una capitalización de mercado aproximada de US$ 150 mil millones de dólares. La empresa tiene concesiones para explorar y explotar, por tiempo ilimitado, el subsuelo de áreas del territorio brasileño equivalentes a los estados de Pernambuco, Alagoas, Sergipe, Paraiba y Rio Grande do Norte. La Vale do Rio Doce esta compuesta por 64 empresas y 52 mil empleados, y actúa en cerca de 20 países. En Brasil, posee además nueve mil kilómetros de red ferroviaria y ocho puertos, además de ser responsable por cerca del 40% del movimiento del comercio exterior brasileño. Produce cerca del 90% del mineral de hierro del Brasil y el 16% del total mundial. Con la compra de la Inco, gran empresa minera canadiense, la CVRD se volvió la segunda mayor minera del mundo, solo detrás de la BHP Billiton, empresa anglo-australiana. Cerca del 80% de sus ventas van para el exterior, demostrando una gran dependencia del mercado mundial.
3/ El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirma que América Latina es la región con “más desigualdad del mundo”. Diez de los 15 países más desiguales del mundo se encuentran en América Latina y el Caribe. El coeficiente Gini -que mide esta variable- es en esta región, según el Informe Regional sobre Desarrollo Humano de este organismo, un 65% más elevado que en los países de ingresos altos, un 36% más que en el este asiático y un 18% más que en el África Subsahariana. Y si el crecimiento económico es desigual, la desigualdad en sí también lo es: Bolivia, Haití y Brasil tienen un índice Gini superior al 55%. Dinamarca Suecia y Noruega, con el menor índice de Gini están alrededor del 25%. Países como Costa Rica, Argentina o Venezuela no llegan al 49%. Angola, Sudáfrica y Honduras están al nivel de Brasil.
4/ Ver mi artículo Brasil: Ayudando al Imperio htpp//:desacato.info 30 07 2010.
5/ Ernesto Herrera Conclat Brasil un retroceso inocultable Correspondencia de Prensa. Junio 2010.
6/ BNDES es el mayor banco de desarrollo del mundo y el mayor prestamista brasileño. Su tamaño duplica al del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Recibe importantes aportes de capital de los fondos de pensión administrados por sindicalistas del PT. Los fondos de pensión públicos poseen US$ 306.000 millones en activos y representan 18% del PIB, el mayor valor de un país emergente. Con ellos y aportes de bancos estatales y privados ha financiado las principales fusiones empresariales promovidas por el gobierno para mundializar empresas. BNDES Participaçoes (BNDESPAR) contribuyó a crear Brasil Foods (fusión de Sadia con Perdigão) y Fibria, con US$ 2.400 millones (Aracruz Celulose y Votorantim Celulose e Papel). También apoyó con US$ 760 millones a la fusión entre JBS y Friboi, la segunda mayor inversión en private equity en los últimos tres años en Brasil. Con la posterior adquisición de la estadounidense Pilgrim’s Pride, esta empresa se convirtió en la mayor de carne bovina del mundo. BNDES también ayudó a crear el décimo banco mundial por capitalización de mercado, producto de la fusión del Banco Itaú y Unibanco. Como resultado, BNDES es el mayor accionista de las mayores corporaciones brasileñas: Vale, con casi 17% si incluimos el holding Valepar, 9% de Eletrobras y Brasiliana, 6% de Telemar, Copel y JBS-Friboi y 4% de Petrobras. Aunque más de 50% de sus inversiones están en energía, su mano llega a todos los sectores y tamaños. BNDES abrió en marzo de 2010 una oficina en Londres, el primer banco extranjero en hacerlo después de la crisis.
7/ Jason Dean Los ejecutivos extranjeros alzan su voz contra Beijing Wall Street Journal Agosto 2010.
8/ Bob Tita Sudamérica le salvó la papeleta a varias empresas de EEUU en el segundo trimestre Wall Street Journal, Agosto 2010. Tita informa que “Las exportaciones de minerales y materias primas agrícolas, así como el creciente consumo de la clase media, están impulsando un crecimiento del Producto Interno Bruto que, especialmente en Brasil, se asemeja al de China. Además, la inestabilidad política, la hiperinflación y la agobiante deuda soberana que solían hacer de Sudamérica un mercado riesgoso para las empresas estadounidenses están en gran parte bajo control. ‘No hay ningún otro lugar del mundo que haya tenido un cambio tan drástico en la clase media como Brasil, ni siquiera China’, dijo Nicholas Heymann, analista de la firma de corretaje Sterne Agee & Leach. ‘Existe una cantidad inconmensurable de dinero allí’.” “Se espera que la organización de la Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Olímpicos de verano de 2016 por parte de Brasil causen un pronunciado crecimiento de la demanda de maquinaria para la construcción a medida que el país invierte US$ 97.000 millones para construir y reacondicionar los estadios, las instalaciones deportivas y otra infraestructura necesarios para las competencias.” Las transnacionales estadounidenses intentan repetir en Brasil su política hacia China: deslocalización de las plantas industriales invirtiendo en países que ofrecen grandes beneficios para la instalación de nuevas industrias. Esa orientación empresarial del Imperio es una de las causantes principales de su decadencia ya que es complementada con la inversión en Wall Street, de los lucros y dividendos obtenidos en el extranjero. Los ejecutivos estadounidenses desarrollan la industrialización, pagan salarios e impuestos en el exterior y los beneficios los ingresan en el circuito suicida del capital ficticio.

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