Brasil 2014: panorama de consequências imprevisíveis

Nota Juan 2

Por Juan Luis Berterretche, para Desacato.info.

2014 es un año que sin duda va a remover la evocación de hechos que modelaron la historia de Brasil en el siglo pasado. El 31 de marzo de este año se cumplen 50 años del golpe cívico-militar-empresarial de 1964. Golpe que iniciaba la serie de gobiernos dictatoriales impulsados por Estados Unidos, que se extendió por toda Latino América durante dos décadas. Este año también es conmemorativo de las Diretas Ja!, un movimiento que cumple 30 años, que terminó imponiendo la elección presidencial directa en el país y el llamamiento a una Asamblea Constituyente. Directas Ya, empezó con algunas concentraciones en 1983, pero fue el 16 de abril de 1984 en São Paulo cuando se congregó en el valle de Anhangabaú, la mayor multitud reunida demandando derechos en el país: 1 millón y medio de personas. Seis días antes, en Candelaria, Rio de Janeiro, se habían concentrado un millón de descontentos con iguales demandas. Sin duda se trata de conmemoraciones que se contraponen -por la negativa y por la positiva- a la actual política gubernamental. Y toda esta remoción de la memoria política se desarrollará en el marco de un año de elecciones nacionales.

Las multitudinarias movilizaciones de 2013 -en especial durante junio, mientras se desarrollaba el Campeonato de futbol de las Confederaciones- no sirvieron para educar social y políticamente al gobierno de Dilma Rousseff. La presidente lejos de asimilar el descontento expresado en mayor medida por la juventud (que estudia y trabaja o trabaja y estudia) frente al costo del transporte, las deficiencias y el deterioro de la salud y la enseñanza pública, y el despilfarro de recursos en espectáculos elitistas, ilegítimos y privatizadores, continuó desarrollando su proyecto económico-político-social sin mudar nada de lo que venía haciendo. O peor aún, en algunos planes incentivando los errores. Obvio, para un gobierno incapaz de entender o dar oídos a la protesta callejera y que quiere realizar un gran evento mundial deportivo en “orden y progreso” como vidriera planetaria para los inversores extranjeros, el recurso que resta es acosar, hostigar o reprimir a los “alborotadores”. Todo indica que ese es el camino adoptado.

Para peor, el compromiso de sumisión al capital financiero de Dilma en Davos, mencionó el acatamiento riguroso a los preceptos centrales del Consenso de Washington. Eso excluye toda medida gubernamental que acepte las demandas callejeras. Garantió la búsqueda desesperada del centro de la meta inflacionaria, sugirió la inminente aprobación de un alto superávit primario, y llamó a la fluctuación cambial “nuestra primera línea de defensa”. Desde abril de 2013 el Banco Central aumenta los intereses (tasa Selic) en forma sistemática, para regocijo de las finanzas.

Tres hechos alarmantes

En este marco hay tres síntomas que agravan la situación: 1- el trámite que se está realizando en el Congreso para aprobar en febrero una Ley Anti-terrorista;  2- El batallón especial que se conformó para garantizar la realización “pacífica” del Mundial de Futbol; y 3- EL manual producido por el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas para orientar la actuación de militares en operaciones de “garantía de la ley y del orden”. El manual es una consecuencia directa de la amenaza de Dilma que declaró en reunión con ministros que: “llamaría a intervenir al Ejército si la policía no puede garantizar el orden”. Todo esto empeorado por la primera brutal represión de la policía militar en São Paulo y otras ciudades brasileñas contra los impugnadores del Mundial de Futbol.

Ley anti-terrorista

Como todo este tipo de leyes anti-terroristas su texto permite variedad de equívocos e interpretaciones. Fueron pergeñadas por el imperialismo en el período Bush/junior de inmediato al “atentado” de las torres gemelas el 11 09 2001 y su modelo es la Patriot Act una amplia supresión de derechos democráticos de la población, aún vigente en su mayor parte en EEUU. A escala global “legitimó” las rendiciones extraordinarias de la CIA -léase desapariciones forzosas-, los “métodos innovadores de interrogatorios” -tortura común o sofisticada- las intervenciones imperiales de saqueo abiertas y encubiertas en varios países, el campo de concentración de Guantánamo y varios más en países ocupados, las ejecuciones grupales selectivas de los drones, el espionaje a  nivel de masas, entre otras múltiples atrocidades.

En Brasil la ley antiterrorista está auspiciada por la FIFA. En ella no se incluyen como delitos ni las muertes de trabajadores por derrumbes en las obras de los estadios, -como ya aconteció en el estadio de São Paulo- ni el castigo a los constructores de instalaciones con tendencia permanente a inundarse -como en Maracaná y alrededores desde fines del 2013-, ni la extendida corrupción en las licitaciones para la obras del mundial. Sin embargo desde un principio se pretendió incluir expresamente como delito las acciones del Movimiento por el Pase Libre (MPL) y del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MTS).

Luego se optó por un proyecto de ley -presentado por el senador Romero Jucá (Roraima)- redactado con las ambigüedades necesarias para permitir todo tipo de interpretaciones sesgadas. Considera “terrorismo” cualquier acto que cause “terror” o “pánico” en la sociedad -¡qué esfuerzo mental para precisar definiciones!-, ya sea amenazando o con “tentativa de amenaza” a la vida, integridad física, salud o libertad de una persona. Como no queda claro que significa “tentativa de amenaza” cualquiera de esas imprecisiones puede ser imputada como delito con total impunidad.

Bajo la nueva ley, el terrorismo será considerado un delito sin derecho a fianza, con penas que van de 15 a 30 años en prisión, o de 24 a 30 años en el caso de producirse muertes. Las penas se incrementan en un tercio si los delitos fueran cometidos contra autoridades brasileñas o jefes de estado y diplomáticos extranjeros, “o si ocurrieren en áreas de gran aglomeración de personas, transporte público,” o si involucran el empleo de explosivos o armas químicas. Lo de “áreas de gran aglomeración de personas” está con claridad dirigido a los lugares donde se desarrollarán los mega-eventos. Es una Ley Anti-terrorista que amenaza con penas draconianas a las protestas ciudadanas.

Batallón especial contra manifestantes

Un batallón de diez mil efectivos de la Fuerza Nacional de Seguridad está siendo adiestrado para actuar simultáneamente ante eventuales protestas que pueden ocurrir en las 12 ciudades donde se jugará el mundial. Como demostración de la pobre ingeniosidad de los gobiernos capitalistas, es bueno recordar las lecciones históricas que ya nos han dejado experiencias similares.

En 1968 México presenciaba amplias movilizaciones estudiantiles como parte de la agitación mundial de la juventud en aquellos años. Mientras tanto el 12 de octubre de 1968 estaba programado en la capital del país el inicio de los XIX Juegos Olímpicos y los estudiantes continuaban sus protestas amenazando el normal funcionamiento del evento internacional. Para el 2 de octubre el Consejo Nacional de Huelga (CNH) de los estudiantes, llamó a una reunión pacífica en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco en la ciudad de México.

Es en esa concentración rodeada por fuerzas militares y carros de asalto con ametralladoras, donde tuvo un sangriento protagonismo un grupo de seguridad conformado especialmente para garantizar la realización de los Juegos Olímpicos. Nos referimos al Batallón Olimpia, que montó una enorme provocación en la Plaza de las Tres Culturas. Vestidos como civiles se infiltraron en los edificios que rodeaban la plaza y ocuparon ventanas estratégicas con francotiradores. Identificados entre ellos con un pañuelo blanco en la muñeca izquierda, iniciaron una balacera contra los estudiantes reunidos y las fuerzas militares que rodeaban la plaza. En respuesta, los militares tiraban contra los estudiantes. Nunca se supo la exacta cantidad de manifestantes asesinados. Tanto el gobierno como los grandes medios ocultaron y desvirtuaron toda información y el 12 de octubre de 1968, el presidente Gustavo Díaz Ordaz (1911-1979) inauguraba los Juegos, bautizados con escarnio como “La Olimpiada de la Paz“.

No pretendemos hacer un signo de igual entre el nefasto Batallón Olimpia mexicano y las “precauciones” tomadas por el gobierno Dilma para defender un Mundial de Futbol cuestionado por movimientos populares. Lo que pretendemos es alertar sobre las consecuencias siempre imprevisibles de apostar a la represión contra el descontento ciudadano.

Amenazante “manual” de las Fuerzas Armadas 

Luego de un cierto ocultamiento gubernamental de las disposiciones que se estaban tomando para defender el Mundial de Futbol, a fines de enero se dio a conocer la Portaría 3461 del Ministerio de Defensa, con la firma del ministro Celso Amorim.

El documento considera a los  movimientos sociales como “fuerzas oponentes” y “amenazas” (p. 15) del Ejército, Marina y Aeronáutica en las situaciones en que éstas fueran accionadas para garantir la ley y el orden, e iguala a las organizaciones populares con cuadrillas contrabandistas y facciones criminosas. El texto está redactado en un lenguaje que recuerda la antigua Doctrina de la Seguridad Nacional de los golpistas del 64. Empleo de “inteligencia y contra inteligencia” y el “uso progresivo de la fuerza” (p. 26). Incluye entre las “principales amenazas” (p. 29) el “bloqueo de vías públicas”, “disturbios urbanos”, “invasión de propiedades e instalaciones rurales y urbanas” y hasta mismo “la paralización de actividades productivas”. Es decir en el documento inquisidor militar no se excluyen de la condena ni las huelgas de los trabajadores.

 El engañador cristal institucional

Mientras tanto la mayoría de los medios “petistas” a la vez que se escandalizan -con razón- por las arbitrariedades del proceso del Mensalão, se hacen los desentendidos frente a esta verdadera amenaza de pogromo gubernamental contra las legítimas protestas callejeras.

En el gobierno y en el PT prevalecen los errados cálculos electorales de los funcionarios institucionalizados. La visión a través del cristal institucional deforma la realidad y puede conducir a sorpresas amargas. La alianza del gobierno con el gobernador Sergio Cabral en Rio de Janeiro puede ser una de ellas. También es cierto que al PT lo favorece una oposición impresentable, sin proyecto creíble y con antecedentes funestos. Hay todo un año por delante y todavía falta una definición clara del panorama nacional que primará en las elecciones.

Tengamos en cuenta que, hasta ahora se amplió en las redes y en los movimientos contra el Mundial la consigna “Não Vai Ter Copa!”. Es un lema que enfrenta con dureza a la “vidriera planetaria” del Mundial en la que el gobierno ha puesto todas sus esperanzas. Movimientos callejeros de descontento versus gobierno apelando a la criminalización del conflicto social. Es un peligroso horizonte de consecuencias imprevisibles.

Imagem tomada de: esportes.opovo.com.br 

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