Amor que mata


Por Koldo Campos Sagaseta.

“¡España las vende… Marruecos las dispara!” era una de las consignas que coreaban los manifestantes saharauis frente al cordón policial que protegía la embajada magrebí en Madrid de la amenaza de la vergüenza.

Esa consigna saharaui, sin embargo, no es del todo cierta. España no sólo  las vende, también las regala. Las dona al régimen marroquí, como expresara el gobierno español cuando hace poco más de un año, con la venia del Congreso, traspasó al simbólico precio de 1 euro ocho lanzabombas de demolición, para “fortalecer la especial relación de hermandad existente entre las Fuerzas Armadas de España y Marruecos”.

Un año antes, en atención a la hermandad que también comparten las dos casas reales, el gobierno español había cedido al mismo precio de 1 euro, seis torpedos al régimen marroquí.

No es fácil encontrar en la historia del Estado español, a pesar de la dura competencia que observan sus infamias, un capítulo más bochornoso que el relacionado con el pueblo saharaui. La “natural lealtad” al sátrapa marroquí, como aclaraba un vocero español en estos días, no sólo desangra al pueblo saharaui, también al marroquí. “No a la inquisición en Marruecos” denunciaban  150 intelectuales marroquíes en un pasado manifiesto que sigue teniendo actualidad, la vulneración de los más elementales derechos humanos: ex ministros socialistas como Mohamed el Gash, escritores como Tahar Benjelloun o  Abdellatif Laabi, académicos como Mohamed Chafik, feministas como Foucia Assouli o nacionalistas como Laarbi Messari.

Es verdad que hay amores que matan pero también es cierto que hay crímenes que unen.

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