A revolução, assunto de classe ou espécie?

Por Darío Botero Pérez.

1/3 Evidencia de conocimientos

Las innegables proezas de la inteligencia puestas de manifiesto por la arqueología, son indicio claro de la aplicación de conocimientos funcionales, capaces de ofrecer resultados realmente sorprendentes, por pueblos que la cultura dominante, con sus prejuicios académicos, su segmentación de los saberes y sus taras epistemológicas, considera primitivos y suele despreciar.

No obstante, la hipótesis de los extraterrestres ancestrales permite explicar razonablemente tales maravillas.

Igual explica la existencia de tantos presuntos dioses, tan caprichosos, autocráticos y sedientos de sangre, pero ante los cuales los creyentes no se atreven a revirar porque conocen su poder y su arbitrariedad. Se alimentan con explicaciones teológicas inicuas que bien se pueden denominar “síndrome de Medusa” al caracterizarse por criterios como el de “al caído, caerle”, o el evangélico de “darle al que tiene y quitarle al que no tiene”.

Con semejantes ideologías, la vida de las mayorías suele ser denigrante en todas partes durante la vigencia de la Historia, pues los castigos merecidos por los victimarios los tienen que pagar sus víctimas. Así lo estamos viendo con las estafas financieras que los vendepatrias usan para despojar a los ciudadanos comunes y corrientes, sumiendo a los pueblos en la miseria y el atraso mientras sus verdugos posan de grandes señores, disfrutan el fruto de su robos y gozan de total impunidad.

No obstante, ya sea obra humana o inspirada por otros, es posible constatar que no fue el objetivismo cartesiano -que identificamos con la “ciencia” los adeptos a esa manera de pensar conocida como “duda metódica”- la guía operativa que produjo las maravillas arquitectónicas y técnicas de la antigüedad. Pero se puede admitir que a ambos enfoques los inspira una notable racionalidad capaz de interpretar acertadamente la realidad, lo cual les permite transformarla.

La experiencia terrestre nos indica que enfoques distintos logran resolver problemas semejantes, aunque sabemos que en “occidente”, de no aplicar el método cartesiano, difícilmente habríamos avanzado tanto en lo que genéricamente podemos denominar, adoptando la terminología marxista, como “fuerzas productivas”.

Dichas fuerzas las entendemos como resultado del sorprendente progreso técnico científico alcanzado por la Humanidad. Así éste esté tan degenerado por mezquinos intereses que impiden extraerle su inmenso potencial, nos ha dotado de poderes impensables antes pero que ahora son una realidad cotidiana capaz de materializar la verdadera democracia en todo el Mundo, pues hasta de la esclavitud del trabajo es capaz de librarnos.

La condición sine qua non para disfrutar colectivamente de las conquistas de la inteligencia humana consiste en librarnos de los potentados o enemigos comunes, pues ellos nos lo impiden apropiándose del fruto del trabajo y la creación humanos a través de nociones tan arbitrarias y abusivas como la “propiedad intelectual”, que hasta a los creadores los priva de los frutos de su ingenio, pues suelen apropiárselos los capitalistas estafadores, poco aficionados a defender los “derechos de autor” y a reconocer el dominio público de las creaciones humanas una vez sus creadores hayan sido adecuadamente recompensados.

Además, insisten en mantener subyugadas a las mayorías para posar de grandes señores, dignos de especial respeto y consideración… a pesar de sus evidentes incompetencias y desaciertos en promover el progreso auténtico de la Humanidad. Más bien se esmeran por mantener en el peor de los atrasos a las mayorías ingenuas e inermes, mientras avanzan en la destrucción de la biosfera y la extinción de la Vida.

¡Sin duda, son estorbos cada vez más peligrosos y desesperados por conservar su impunidad y sus privilegios! De ahí el afán de Benjamín Netanyahu por atacar “preventivamente” a Irán para desatar la guerra mundial. Por fortuna, no han logrado que les cuaje a pesar de que han acudido a todas las tretas y provocaciones que se les han ocurrido, como la asombrosa derribada de las Torres Gemelas en 2001o la ofensa gratuita al profeta Mahoma con “la inocencia de los musulmanes”.

2/3 Agentes de la revolución

Retomando el concepto de fuerzas productivas, conviene observar que es un fundamental aporte teórico de Carlos Marx sobre la clave del progreso social. Explica la posibilidad real de superar el “modo de producción” (otro concepto marxista) existente, a partir de las condiciones materiales que lo determinan.

En consecuencia, el desarrollo de las fuerzas productivas es la condición esencial para hacer una revolución verdadera.

Sin dudas, actualmente ese desarrollo de las fuerzas productivas ha desbordado las previsiones de los gobernantes y demás personajes que, durante la vigencia de la Historia, han ostentado autoridad y poder sobre sus semejantes con manipulaciones como mantenerlos sumidos en la ignorancia, la superstición, la esclavitud, la humillación, la discriminación, el aislamiento, la pobreza, la enfermedad, el hambre, la exacción, la persecución; en la injusticia abominable, constante y ya definitivamente intolerable, en síntesis.

En estas circunstancias, las diferencias artificiales impuestas por la violencia y la alienación pierden su fundamento porque algunas de esas tecnologías asombrosas con las que los amos del Mundo han pretendido controlar a quienes consideran sus esclavos, les han permitido a éstos hallar caminos superiores y acertados para derrotar la iniquidad propia de las sociedades jerárquicas o piramidales, y desiguales e inicuas, que han dominado en la ahora agónica Historia.

La garrafal equivocación de quienes desprecian al prójimo y honestamente se consideran superiores a quienes no han disfrutado de las ventajas de una buena cuna, consiste en creer que el ser humano no va más allá de la dimensión económica, pues ésta sería la “determinante en última instancia”…

Se trata de una limitación deliberada en la que cayó Marx -tan lúcido y cuya obra tanto ha aportado para que los estudios humanísticos y filosóficos adquiriesen un cariz científico- con sus rigurosas explicaciones socio económicas, que los fanáticos defienden como verdades reveladas y, por tanto, incuestionables.

No caen en cuenta de que el verdadero aporte de la obra científica del maestro judío alemán es su método. Tampoco entienden que éste permite reconocer que muchas de sus afirmaciones han perdido su validez puesto que se presentaron en circunstancias específicas ya superadas.

La pretensión de elaborar un discurso económico que pueda reputarse de científico está sometida a limitaciones compartidas por todas las disciplinas humanísticas que podemos considerar “ciencias sociales” o conocimientos humanos sobre lo intrínseco.

Se trata de disciplinas que poco se prestan a la experimentación de las ciencias naturales, pero logran aclarar cuestiones mediante la identificación de sus temas, que son sometidos a la reflexión y los argumentos, guiados por la lógica que garantiza coherencia para las ideas formuladas, cuya validez objetiva se constata con la aplicación, la observación, la interpretación y la retroalimentación.

El peligro es que fácilmente se pueden convertir en meras ideologías provistas de sentencias contundentes y, posiblemente, incoherentes, contradictorias, intocables y sagradas, como las de cualquier religión.

En el caso del marxismo, el desconocimiento de dimensiones humanas más trascendentes que la económica ha causado grandes conmociones sociales a nombre del “proletariado” que, tras sus victorias contra el capitalismo, han resultado en rotundos fracasos, no sólo porque las condiciones materiales para hacer una verdadera revolución no estaban dadas en los dos siglos anteriores, sino porque el notable analista les asignó, convincente pero arbitrariamente, un exclusivo papel protagónico en el destino de la Humanidad a burgueses y proletarios. Esto es, a las clases sociales surgidas del capitalismo y que accedieron “legítimamente” al poder con la Revolución Francesa.

Con tan radical postulado, les negó cualquier influencia positiva en el discurrir de la civilización a las demás clases, tanto como a los demás modos de producción y a sus correspondientes organizaciones sociales. Consideró que se trataba de expresiones primitivas condenadas a desaparecer aplastadas por el “progreso” consumista.

No advirtió lo que ahora es obvio y vital. Esto es, la probada capacidad de las sociedades “atrasadas” para sobrevivir a imperios, civilizaciones y modos de producción que entran en contradicción con la Naturaleza y terminan vencidos por sus fuerzas telúricas tanto como por las luchas intestinas entre sus integrantes (que Marx calificó como “luchas de clase”).

Habidas estas consideraciones, es claro que llegó la hora de rectificar, entendiendo que el futuro común va más allá de los alcances de una clase social o de cualquier ideología particular, pues depende más de los individuos soberanos y de sus talentos que de las determinaciones económico sociales de la clase a la que pertenecen eventualmente y de la que bien pueden desligarse durante sus vidas.

En cambio, los determinantes biológicos -que nos igualan y diferencian a todos- van más allá de condiciones ocasionales propias de situaciones sociales e individuales, particulares e históricas, que podemos, o por sí mismas pueden, variar.

Si nos arruinamos, dejaremos de ser ricos, poderosos y arrogantes. Si conseguimos dinero, dejaremos de ser pobres, prudentes y vulnerables, y hasta aparentemente valientes y valiosos nos volveremos.

Pero, en cualquier caso, seguiremos siendo ilusos, inteligentes, ingenuos, astutos, tontos, humildes, vanidosos, perezosos, ineptos, zarcos, zurdos o diestros o torpes o frágiles y tantas cosas más que nos hacen humanos semejantes a cualquier otro, independientemente de las riquezas y del poder que posea cada uno. Incidentalmente, esas mismas características nos hacen únicos, irrepetibles e invaluables por realmente valiosos.

En estas circunstancias, los potentados despliegan su ofensiva final en múltiples escenarios para exterminar al 95% de humanos que sobran, lo que le permitiría construir su paraíso al 1% que postula tan aterradora interpretación de la existencia y que supone que para vivir como reyes le es suficiente disponer del 4% condenado a la esclavitud. Éstos son bien elegidos a través de sus perfiles obtenidos por Internet.

Por ende, es oportuno que los proletarios y sus revolucionarios orgánicos reconozcan que la revolución verdadera desborda a la clase obrera y sus partidos comunistas y socialistas, lo cual ha sido suficientemente corroborado por la realidad…

Lo que está en juego les compete a las mayorías humanas condenadas por los potentados. O sea, a todos los amenazados por los sicópatas que conforman el 1% degenerado genética y éticamente. Son los mismos que difunden el Neoliberalismo como su particular recetario para el desastre global que los lacayos en cada país contribuyen a precipitar con total irresponsabilidad.

Al efecto, la anhelada “inversión extranjera” constituye la amenaza más seria, después de la guerra nuclear, para destruir la biosfera y la Vida que contiene. Pero los vendepatria luchan por atraerla, pues les produce comisiones a costa de la desolación, ruina, desamparo, desarraigo y miseria de los expropiados. Afortunadamente, éstos son muchos, lo están entendiendo y pueden defenderse.

Ojalá que los colombianos lo demostremos impidiendo que las multinacionales se sigan robando nuestro mineral de hierro y pagando regalías e impuestos irrisorios por el níquel, mientras deterioran el ambiente y condenan a la población raizal a la miseria eterna, como está pasando en Cerro Matoso, donde la Billington insiste en continuar sus saqueos inconstitucionales aprovechando la venalidad de las autoridades que, en vez de sancionar a la multinacional y exigir el retorno de la mina al Estado para explotarla en beneficio de la nación, no tienen reparos en avalar un contrato espurio -firmado durante el mandato del vendepatria neoliberal, mafioso y bonachón, Ernesto Samper Pizano- mediante el cual prolongan el saqueo inmisericorde hasta 2029… Como que a nuestras “autoridades” de pacotilla no se les ocurre declararlo nulo a pesar de sus evidentes ilegalidad e inconstitucionalidad.

En general, los potentados promueven la guerra y los saqueos ecocidas contando con la complicidad de todos los gobiernos. Sin importar la ideología que prediquen, éstos, por unas comisiones miserables que prueban que han triunfado en su carrera política, engañan y traicionan a sus pueblos para embrutecerlos, aislarlos, dividirlos, fanatizarlos y enfrentarlos, mientras las grandes corporaciones se roban los recursos naturales y el tesoro público.

Por eso es que llegó la hora de que los gobiernos, los Estados y las instituciones sean controlados por el pueblo y administrados por personal idóneo y honrado, en vez de permitir que los politiqueros clientelistas (o clientelares) sigan suplantando a las mayorías en el gobierno, apoderándose del Estado y las riquezas comunes, y corrompiendo las instituciones que deberían estar al servicio de todos.

3/3 Revolución global en curso

Pero los materialistas fundamentalistas, que se consideran marxistas científicos, pueden reconocerle al maestro otro acierto teórico fruto de su penetración analítica y su amplia cultura. Aunque descalifica al respetado Lenin, la revolución que supere el modo de producción capitalista y todas sus letales variantes consumistas; la que nos toca hacer a quienes estamos vivos aunque no seamos obreros, o también siéndolo, antes de que los sionistas y demás “juicio finalistas” destruyan la biosfera y la Vida; esa revolución definitiva y verdadera será, tiene que ser, mundial.

Por eso es que los pueblos se están levantando casi simultáneamente con consignas cada vez más claras, pertinentes y contundentes, como las de los manifestantes de España en septiembre (25 y 29), negándose a pagar lo que se han robado los banqueros impunes, a la vez que exigen superar la anacrónica monarquía y destituir al traidor Mariano Rajoy, tan mentiroso y arrastrado a los potentados que tanto admira y envidia. Sin duda, en servilismo comparte actitud con todos los politiqueros de todos los partidos. Afortunadamente, sus victimas desean ser ciudadanos de verdad, y cuentan con los recursos necesarios para conseguirlo. Están hartos de ser súbditos, o subdidadanos, que parece peor por lo ambiguo. (Ver anexos

No debemos, no pagamos” y “Texto leído en la plaza de Neptuno a las 20h”)

Sin dudas, cada vez los indignados del Mundo ven más nítido su camino de redención y progreso, de modo que reúnen las fuerzas necesarias para que lo recorramos con éxito todos los amenazados por el exterminio y las calamidades apocalípticas.

Para avanzar necesitamos ejercer la crítica más rigurosa a fin de entender bien lo que vayamos construyendo colectivamente para remplazar lo que nos han impuesto las sociedades jerárquicas, que buscan desnaturalizarnos como individuos manteniéndonos subordinados a los potentados.

Repitiendo a Marx en algo que se considera esencial en su método dialéctico, necesitamos acudir “al arma de la crítica y a la crítica de las armas”.

Pero es indispensable aclarar que “la crítica de las armas” no la entendemos como la violencia que, a título de acción subjetiva en medio de unas condiciones objetivas apropiadas, ayuda a parir un nuevo modo de producción u orden social diferente, quizás superior al existente que agoniza.

Reconocemos que ha sido así durante el transcurso de la Historia, pues en ella la crítica efectiva, en últimas, siempre se dio con el uso de las armas capaces de convencer a los más reacios y vencer a los más débiles.

Sin embargo, ahora, cuando el monopolio de las armas más letales, capaces de exterminarnos masivamente y a corto plazo, está en manos de los enemigos comunes resueltos a arrasar con todo, la sentencia de Marx sigue vigente en lo que respecta a la validez de la crítica para hallar la verdad en asuntos sociales. O sea, debemos seguir acudiendo al “arma de la crítica” para desbrozar el camino acertado.

Pero el aserto ha adquirido el significado opuesto al inicial en lo referente a la “crítica de las armas”. Ahora, ésta significa criticar, denunciar y desechar las armas como recurso para la transición social, mientras exaltamos, defendemos y priorizamos la Vida, amenazada por ellas, como el valor fundamental para todos. Insistir en el uso de las armas significa legitimar el genocidio que tiene planeados los sionistas y demás potentados apocalípticos, congregados alrededor del Club Bilderberg, quienes controlan las armas más letales y se apuran en usarlas.

Tenemos que actuar antes de que los gobiernos nos aíslen, robándonos el poder del Ágora Virtual conformada por las tecnologías teleinformáticas con sus asombrosas capacidades para difundir la información y el conocimiento, fomentando el debate libre y amplio que los potentados suelen sabotear, impedir, tergiversar o monopolizar para subyugarnos.

El tiempo se agota para la biosfera, la Vida y la Humanidad, amenazadas por el consumismo neoliberal que promueve -aupado por la presunta y falaz superioridad del delirante “pueblo elegido”- la dictadura global de los financistas, la gran minería, las híper estructuras, la pesca industrial, las pestes, la hambruna, la sed, las catástrofes ambientales y las guerras.

¡Ayudémosles a terminar sus vidas miserables a los perversos, mediocres y agónicos potentados antes de que nos extingan! Toca enterrarlos junto a la vil Historia que les permitió aparentar superioridades que nadie posee y que ya nadie admite.

¡Todo depende de cada uno de los que recuperan su dignidad humana y se niegan a seguir siendo lacayos! ¡Tú puedes integrárteles!

 Imagen: A Convenção: o auge da agitação política na França. http://www.brasilescola.com/

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